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Las películas se aprovechan de la estructura del lenguaje. La presencia de “conectores”, entre otros casos, hacen la diferencia entre el cine comercial y el no-convencional. El conector “hace coherente” los enunciados entre sí. ¿El no-convencional sería incoherente? Sí, respecto al comercial y no respecto a sí mismo. El comercial es capcioso, pues abunda en conectores como excusa para la exposición de un paroxismo (violento, sexual, etc.) y no le basta más que un contexto para hacer uso de sus “plantillas”. Esto sería, además, intención política: moldear la conducta humana. Y por ello mismo se equivocan los recientes reclamos de las grandes industrias del espectáculo en torno a la piratería; o quizá consideren ya acabado su trabajo de globalización conductual con los bárbaros. El que va al cine (entiéndase: cinemarx, hoyts, etc.) es siempre la persona normal, ¿hay algo raro en esto? Los cinéfilos van al cine porque son cinéfilos, pero no son cinéfilos porque vayan al cine. Los paroxismos a que me refiero son siempre los esperados: una explosión, un beso, una escena de sexo, una persecución, un llanto, un susto (que hace del cine lo mismo que el fantasilandia), etc. Y aquellos juntos, desprovistos de conectores, creo yo, fundan muchas veces el cine raro. Pongamos un ejemplo: Ex drummer y This is England. Ahí el parangón puede ser superficial, pues aquí hablamos más de estructura que del contexto. Pongámonos radicales: Trash humpers y (me gustaría poner aquí una de esas comedias gringas hediondas a fox, terriblemente “cool” e inocuas; lástima no las veo) ... This is England. Seré breve: piénsese cuánto rollo tuvo que pasar para ver a los skinheads rompiendo una casa, o el cabro chico comiéndose a la lolita o para que el nazi matara al negro y todos los personajes reflexionaran. En Trash humpers vemos sin excusas ni conectores lo mismo: rompiendo cosas, hablando estupideces con unas putas tambaleándose, etc., y lo que más caracteriza a las películas: la extravagancia. Trash Humpers es el quid de la extravagancia. El problema de trabajar con plantillas es que se da a luz verdaderos bodrios, p. ej., The Innkeepers: los que crearon esto deberían dedicarse a organizar fiestas o a sacar fotos para una revista de ropa, pero jamás hacer películas (trama: es una película de “terror” con puros clichés, que da miedo sólo por lo mala que es y que no entiende que copiarle a tarkovski no significa que “no pase nada” en los planos y que sean lentos). Me da hasta verguenza decir que vi cuarenta minutos de esa cagá. Con los que la estaba viendo soportaron hasta el final, y lo mismo: no pasó nada. “Malísima” sería alabarla.

J.P.A.G.

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